
Producimos alimentos para 30 millones de personas, pero un 15% de los uruguayos padece hambre.
22/03/2023
Gonzalo Kmaid, es ingeniero agrónomo y doctor en Sociología. Se desempeña, desde agosto del año pasado, como oficial a cargo en Uruguay de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Entrevistado por radio Carve habló sobre la inseguridad alimentaria, el acceso al agua potable, la producción de alimentos y el sobrepeso.
Kmaid destacó que en América Latina nueve de cada cien personas pasan hambre, mientras que casi un 40% tienen inseguridad alimentaria. En el caso de Uruguay, la inseguridad alimentaria es del 15% y el hambre es menor al 2,5%, según la medición nacional elaborada el año pasado.
Los niveles de la pobreza se concentran en hogares donde hay presencia de niños, y lo mismo sucede con la dificultad de accesos a alimentos, que es lo que mide inseguridad alimentaria, destacó el especialistas. También indicó que los valores son más altos en hogares donde hay menores, y son muchos más altos en el primer quintil de ingresos.
“En el primer 20% de la distribución de ingresos uruguayos el valor de inseguridad alimentaria casi llega al 40%. Ahí está alojado el problema”, agregó.
Esta situación no tiene que ver con problemas en la disponibilidad de alimentos debido a que Uruguay produce para entre 28 o 30 millones de habitantes. Tampoco tiene que ver con el desperdicio de alimentos, a pesar de que el país desperdicia entre un 25% y un 28% de alimentos.
Por otra parte, resaltó que en el país también se observan problemas de sobrepeso que están vinculados a dietas no saludables.
Esto es ahora 22 de marzo del año 2023, pero es buena cosa revisar el archivo y encontrarse que el tema del hambre no es nuevo en Uruguay, para un país en el cual nos jactamos de que generamos alimento para 30 millones de personas es vergonzoso, pero en el año 2014 un diario capitalino daba cuenta de esta situación registrada en el vecino departamento de Salto.
SALTO LUIS PÉREZ sáb sep 20 2014
Amalia Silva llegó al Andresito II con sus cuatro hijos y lo puesto. Nunca se olvidará de la fecha: 31 de diciembre de 2013. Ese día había por lo menos 40 grados de temperatura y no estaba de ánimo para festejar un nuevo año. Con ayuda de algunos vecinos enterró unos palos y tiró un nylon para no estar a la intemperie. Y allí se quedó.
"Quedé viuda hace dos años cuando mi esposo murió aplastado por un camión en Canelones, había ido a trabajar en la zafra de la uva. Quedé con los niños y una pensión que no llega a los dos mil pesos y el Plan de Emergencia", contó a El País.
Como si fuera poco su hijo de 6 años tiene "un problema de salud delicado" que le afectó los riñones. Por ello cada poco tiempo tiene que viajar a Montevideo para que lo atienda un especialista.
"No recibo ayuda de nadie, no tengo vergüenza en decirlo que pasamos hambre y muy mal con el frío y cuando llueve", dijo la mujer.
El asentamiento se viene formando desde hace siete años, está ubicado en el extremo este de la ciudad y se estima que viven entre 2.300 y 2.500 vecinos. La mayoría de ellos se encuentran en situación de extrema de pobreza.
Desde la comisión vecinal denuncian que por las noches y los fines de semanas decenas de niños no tienen acceso a la alimentación. También advierten que hay dificultades para realizar controles de salud a las adolescentes embarazadas.
Elsa Martínez, más conocida como "La Negra", es quien preside la comisión del asentamiento, advirtió a El país que la situación de muchos vecinos "es lamentable" y fustigó a los políticos en general por no colaborar con ellos para mejorar la calidad de sus vidas.
"Hay noches que los niños no comen porque en sus casas no hay para darles alimento, los fines de semana es peor. Necesitamos urgente que nos donen algún material para fabricar un comedor en el que se les pueda servir una taza de leche o un pan con dulce aunque más no sea", acotó Martínez.
La mujer contó a El País que el CAIF de Aldeas SOS, que está instalado en la zona, atiende a unos 300 niños. Los niños "comen al mediodía y antes de irse se llevan una merienda en su pancita porque muchos de ellos tienen que aguantarse así hasta el otro día", dijo. "Hay niños que duermen en el piso y cuando llueve les pasa el agua por debajo de los ranchos", agregó.
En el asentamiento Andresito I, vecino del Andresito II, funciona el merendero "Puertas Abiertas a la Comunidad" que fue impulsado por madres y vecinas voluntarias. A él concurren los niños del Andresito II y otros de los alrededores a los cuales se le sirve una copa de leche los sábados por la tarde existiendo la posibilidad de que se extienda al día domingo.
"Lo hacemos solo un día porque no tenemos recursos. Hemos advertida que las necesidades de una población con problemas que se relacionan con el riesgo nutricional, desnutrición crónica y aquí atendemos a 160 niños", dijo Sandra Pintos quien se desempeña en la zona como trabajadora comunitaria.
"La realidad está bien visible, es realmente preocupante las necesidades que hay en los asentamientos pero en especial en el Andresito II", dijo Pintos y criticó el hecho de que ahora que se avecina una contienda electoral algunos políticos se arriman para demostrar preocupación y prometer soluciones.
"Después (que pasa la campaña) hay cero interés, si hubiera un interés real, de lo contrario no estaríamos hablando de los asentamientos que se han incrementado en Salto. Desde el gobierno nacional no han respondido cuando tendrían que estar trabajando en conjunto con el gobierno departamental. Ante la necesidad habitacional la única solución posible para estas personas es el asentamiento", opinó Pintos.
Adolescentes.
Por su parte, Martínez se mostró preocupada por el alto número de adolescentes embarazadas y otras que ya son madres que viven en condiciones de hacinamiento, sin controles médicos y con evidentes padecimientos de riesgo nutricional.
Martínez hizo hincapié en la gran cantidad de madres solteras y divorciadas que viven en este lugar y sin más ayuda que los planes sociales oficiales en algunos casos pero sin ningún seguimiento por parte de las autoridades de la salud o de organizaciones sociales.
Angelina es una adolescente de 17 años que no estudia ni trabaja. Vive en el Andresito II desde el 24 de diciembre de 2012. "Somos ocho hermanos, cinco vivimos aquí con mi madre. Vivimos de una pensión alimenticia que le pasa el padre de mi hermana más chiquita y de una pensión por invalidez de un hermano. Aquí estamos abandonados, ni siquiera tenemos una calle", comentó.
Riesgos.
El asentamiento tiene graves problemas en su infraestructura, en particular porque los muchos vecinos están "colgados" a los cables de UTE. "Esto es una bomba de tiempo porque hay miles de metros de cables con energía eléctrica de conexiones clandestinas que parten de un transformador a la entrada del barrio apoyadas sobre precarios postes", advirtió la mujer.
En términos oficiales, al barrio no llegan los servicios de UTE y tampoco lo de OSE.
"El agua potable llega en su mayoría con tanques cisternas de la Intendencia, no hay un contador de UTE y tampoco alumbrado público", explicó Martínez a El País.
"Nadie hace nada para darle una contención a esta gente que vive bajo unas chapas y con paredes de nylon o ranchos de maderas", lamentó.